10/11/2016

Misoginia en Estados Unidos, Donald Trump y las trompetillas mediáticas

Desde el hotel donde pasé parte de mis vacaciones pude ver el circo mediático orquestado por CNN durante la campaña electoral en los Estados Unidos. El blanco de tanta alharaca fue Donald Trump y sus «nuevas» expresiones misóginas.

En 2005 el magnate, refiriéndose a las mujeres, dijo «Es como un imán. Las beso. Ni siquiera espero. Y cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa. Lo que quieras. Agarrarlas en la [entrepiernas*]. Lo que sea».

La televisora CNN utilizó a comentaristas mujeres, predominantemente blancas y representantes del establishment,  para combatir o apoyar al candidato republicano. Ellas se manifestaron desde sus intereses políticos electorales, ninguna hizo mención alguna a la ideología patriarcal.

A fin de cuentas, no era la primera vez que Trump hacia declaraciones misóginas, sexistas, racistas y xenofóbicas. El empresario conservador es todo un compendio interseccional de odios y discriminaciones.

Lo que pasa es que la misoginia se ha verbalizado en una coyuntura electorera que no hace propuestas liberadoras en relación a las asimetrías de género.

Las narrativas mediáticas apelan de forma simplona y conservadora al respeto de las hijas y de las hermanas por parte del candidato republicano, mientras los propios medios cosifican los cuerpos de las mujeres en los anuncios comerciales, que representan el súmmum del poder patriarcal.

Minutos después de amplios análisis sobre la misoginia de Trump, la televisora pasaba comerciales donde la mujer es objeto de deseo, y se refuerza su papel de ama de casa y dueña del espacio privado. En fin, CNN lanzó trompetillas a Trump, nunca fue a la esencia real de este problema.

Tanto Trump como CNN ejercitan la violencia de género. La del magnate es verbalizada, la de los medios es simbólica.

¿Por qué CNN no presentó la perspectiva de las lideresas feministas radicales estadounidenses?, ¿por qué no se dio voz a las académicas y académicos estadounidenses para hablar sobre patriarcado, pobreza, racialidad, etnicidad y políticas públicas?

Se nos presenta a la alternativa demócrata, la enarbolada por una mujer inteligente, sagaz, pero peligrosamente veleidosa, pues cambia como una veleta cuando de dineros e intereses patriarcales se trata.

Sin embargo, la Clinton tiene un discurso que beneficia a las mujeres, de hecho representó a su país siendo primera dama en la Conferencia Internacional de la Mujer, celebrada en 1995 en Beijín, China.

Ella cuenta con el apoyo de parte de grupos feministas que se considera por muchas académicas como conservadores, muestra una posición de garantizar beneficios sociales en cuanto al sistema de salud, aún y cuando el lobby conservador y patriarcal de las farmacéuticas compró su silencio en la década de 1990.

El hecho de que sea electa presidenta no significa que logre cambios significativos en cuanto a la equidad de género. Lo mismo ha pasado con Obama, que durante su mandato se ha reactivado a niveles escandalosos los hechos discriminatorios hacia las persona de piel negra.

Quien sea elegido encuentra un país con un pago desigual a las mujeres en relación a los hombres con igual calificación, con violencia sexual hacia las mujeres en las universidades, con asimetrías en el acceso a beneficios sociales a las mujeres migrantes, negras y latinas; sin acceso gratuito y universal a los tratamientos médicos de transición a las personas trans, sin derechos reproductivos plenos a mujeres heterosexuales y lesbianas, entre otros.

El desmontaje de la ideología patriarcal también pasa por la carrera armamentista, la destrucción rapaz del medio ambiente y la imposición forzosa y violenta de valores culturales estadounidenses. Ojalá contemos con personas, que independientemente de su género, sean capaces de comprenderlo.

Evidentemente la libertad de prensa y de opinión tiene límites desde el poder pues existe todo un corpus narrativo invisible, cuidadosamente ocultado, que va al centro del problema, más allá de los deseos de Trump de ser presidente y de agarrar las entrepiernas femeninas. [Santos Suárez, 11 de octubre de 2016]

*Trump utilizó pussy, término vulgar para denominar a los genitales externos femeninos.

9/14/2016

Humor y opresión: complicidad peligrosa

Hace ocho años, durante la celebración de la I Jornada Cubana contra la Homofobia, un destacado activista clamaba por la existencia de espacios de esparcimiento libres de discriminación. Su propuesta tuvo eco en otras personas allí reunidas y fue uno de los primeros cambios permisivos del Estado cubano en  cuanto a políticas no discriminatorias hacia las personas no heterosexuales.
Con altibajos dejamos de asistir a las fiestas clandestinas en las afueras de la ciudad para contar con espacios más seguros y de mejor calidad artística, libres de persecución policial, aunque con precios aún altos y no siempre felizmente inclusivos.
El fin de semana mi pareja y yo nos fuimos el proyecto El Divino en el Café Cantante. 
 
El artista invitado fue el actor humorístico Ángel Ramis, conocido como Cabo Pantera, personaje que surgió en el programa televisivo Jura decir la verdad.
En su desempeño el Cabo Pantera se ríe de todo, empezó con su propia fealdad, pero después la emprendió de forma grosera contra los orientales y frente a un público mayoritariamente gay, se explayó con chistes homofóbicos.
Nada nuevo, en la propia televisión nacional se hacen chistes como estos. No es la primera vez que muchos de nuestros humoristas, con su lamentable falta de talento, echan mano de la burla hacia grupos minoritarios, o para ser políticamente correcto: en desventaja social.
Lo lamentable fue ver cómo se sonreía el público. Uno de los chistes que más risas produjo tenía que ver con la homosexualidad del cantante Ricky Martin y la disposición del humorista «a meterse a homosexual» para acceder al dinero del cantante.
Resulta interesante — y también lamentable— ver cómo las personas a las que se les niegan muchos derechos por la orientación erótica de su deseo o por su identidad de género asimilen de forma acrítica chistes discriminatorios.
Al parecer solamente somos capaces de sentir y rebelarnos contra la opresión en determinados contextos, pero somos totalmente ineptos para denunciar las discriminaciones en el lenguaje. En definitiva, mientras paguemos y consumamos todo parece ir bien.
El humor juega con el poder del lenguaje y las imágenes. Puede ser liberador y es útil para derribar prejuicios. En nuestra historia ha sido arma de denuncia y de lucha por otras causas, pero ha sido igualmente utilizado para ejercer exclusiones y asimetrías sobre otros.
Me resisto a seguir siendo cómplice de la opresión en cualquier forma de expresión. Me opongo aceptar la maldición del choteo que enunciara Mañach hace más de 50 años cuando se refirió a la cubanía.
Ya bastante tenemos con el bombardeo audiovisual que legitima ideas racistas, machistas, misóginas y de lucro. Ni siquiera en un bar o en otro espacio de diversión uno escapa de esos códigos, pero como mínimo debemos asumir una actitud crítica ante ello.
No quiero que esta entrada sea vista como un ataque al proyecto El Divino, ni que algún oscuro poder decida cerrar el espacio, tal y como ha ocurrido en estos últimos ocho años.
Soy testigo de que su coordinador, Isaac, se esfuerza para ofrecer un espectáculo de la mayor calidad posible, dentro de lo que permite las reglas —no siempre escritas— del mercado. Además, se reconoce que en los segmentos del espectáculo se integran desde hace años mensajes contra el consumo de drogas y alcohol, contra las ITS, el Sida y la homofobia.
Solamente quiero llamar la atención sobre el hecho cómplice de aceptar contenidos discriminatorios que nos mantiene subyugados al poder heterosexual y machista. La igualdad debe lograse en todos los aspectos posibles. Mejoremos los espacios, gocemos, pero sin dejar de pensar. [Santos Suárez, 14 de septiembre de 2016]