Por: Mercedes García.
Tal vez se escurran tras la prisa de los acontecimientos y el constante batallar por la vida en esta Isla en Revolución, las emociones vividas durante estos frescos y azules días de enero especialmente, entre el 23* y el 28*.
La 1ra Conferencia Nacional del Partido Comunista al pronunciarse sobre asuntos medulares, mostró su voluntad política de incluir, por primera vez, el tema de la no discriminación por orientación sexual y la de tomar en consideración el de la identidad de género, en aras de preservar la unidad de la Nación y reconocer el derecho de todas, todos, aunque aún no de todes, de participar en la construcción de una Cuba incluyente y por tanto, de un proyecto social más humano.
Como activista por el reconocimiento y el respeto de los derechos de las personas con orientación sexual e identidad de género diferente de la heterosexual, saludo con sincero regocijo este gesto que, sin dudas, reorienta a la sociedad en la búsqueda de la justicia y la equidad.
Para mi fue grande la expectativa que precedió a esta novedad. Seguí con mucha atención las intervenciones que sobre el particular, hicieron decisores políticos y prestigiosas figuras de la vida cultural del país. Fue curioso ver como aún en su intento de no discriminar e incluir, no escaparon a la subjetividad de los enfoques de poder de la heteronormatividad. Recién comienzan el contacto con una realidad que exige no solo sensibilidad, sino también conocimiento.
Es evidente la urgencia impostergable de llevar la educación sexual integral a todos los niveles y de capacitar a los decisores(as) y legisladores(as) de inmediato. Cuba necesita una segunda campaña de alfabetización que promueva el reconocimiento y el respeto de la diversidad sexual. Dinamitar el muro de la ignorancia donde se apoyan el estigma y la discriminación es tarea de todos, todas y todes.
Habrá que socializar el conocimiento de las categorías y temas esenciales sobre sexualidad y derechos sexuales, para que al igual que en economía y Filosofía Marxista, podamos hablar un mismo idioma y evaluar con justeza una decisión a tomar. El debate sobre del planteamiento de Mariela para la inclusión de la identidad de género es un caso.
Está claro que no se trata de convertirnos en expertos (¡sería bien bueno!), sino de dialogar usando referentes comunes y un marco ético que presupone que los derechos sexuales no son un regalo que agradecer a alguien, que no se reconocen a grupos humanos de forma selectiva, ni son negociables por causas de fuerza mayor. También son derechos humanos.
A punto de partida de lo acordado por la Asamblea surge un reclamo de exigibilidad en cuanto a legislar sobre diversidad sexual e identidad de género, así como describir explícitamente en nuestro código penal, los actos de discriminación por esta causa. Aprobar sin más dilación los cambios a la propuesta del nuevo Código de Familia es una exigencia que emana de la propia sociedad cubana contemporánea.
La presencia (…) balanceada (…) del tema de la diversidad en los Medios implica no solo el tratamiento “dosificado” de la homosexualidad en programas y novelas, es también, el tratamiento balanceado y no exclusivo de la heterosexualidad, siendo como es, una orientación más dentro de esa diversidad.
Los medios, en su calidad de legitimadores del imaginario deberán apoyarse, responsablemente, en la información basada en el conocimiento científico y en la experiencia de los grupos de activistas que luchan por desarticular mitos, asumir la diversidad como principio de comprensión de la sociedad humana y los derechos sexuales como derechos humanos.
El reconocimiento de estos grupos de reflexión con una labor seria, coadyuvará la consolidación de un movimiento LGBTI con voz propia, que sea sujeto y actor en la política y lleve nuestras demandas a ese ámbito.
La verdad la tienen no solo los científicos. El CENESEX y el resultado de su trabajo apoyado en el método participativo son muestra de ello. Lo dijo antes el gran Sófocles: “Tú, puedes comprender mi dolor pero yo, lo siento”. Nadie hablará por nosotros mejor que nosotros mismos, sin embargo, muchas veces, para no ser absoluta, no se nos consulta y se nos niega sin ningún disimulo, el más mínimo espacio en los medios de comunicación nacional.
Queda claro entonces que no será suficiente con un cuerpo de leyes, instituciones y políticas para garantizar respeto. Debemos visibilizarnos, participar, abogar en diálogo constante aprovechando la horizontalidad que nos brinda, para hablar en igualdad de condiciones y observar el respeto debido hacia el otro. Hemos de mantener el sospechómetro activado y apoyar, cada quien desde su cotidianidad, esta iniciativa política del Partido, deudora, sin dudas, del ideario de justicia de Martí.
Agradezco a nuestra compatriota Mariela su valor y dignidad. Me alegra que fuese una mujer, asaltante del futuro como ella, quien alzase la voz por nuestros derechos, no para (…) naufragar en las palabras (…), sino para defender el reclamo que su oído atento escuchó de nuestro corazón.
La sociedad está cambiando para el bien de todos. Como mujer cubana que ama a otra mujer cubana, tengo fe en ese mejoramiento.
*VI Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual celebrado en La Habana del 23 al 26 de enero de 2012.
*1ra Conferencia Nacional del PCC, celebrada del 28 al 30 de enero de 2012.