La sexualidad, entendida como una dimensión fundamental del ser humano, atraviesa todos los aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, nuestras culturas la han condenado a lo más oscuro y marginal del pensamiento humano contemporáneo, matizado por lo moral/inmoral, lo sano/insano, lo normal/anormal y lo público Vs. lo privado.
Nuestra realidad está plagada de estos enfoques, que en no pocas ocasiones desencadenan acciones lamentables hacia cubanas y cubanos dignos y honrados. Todo ello desde la aplicación del poder, que discrimina, excluye y pone en crisis la credibilidad de la institucionalidad.
Así le ha sucedido al ingeniero Luis Orlando Abascal Barbán, de Bayamo, Granma, quien fue sancionado a separación definitiva de su puesto de trabajo, con cuatro años sin poder rehabilitarse, por tener en la computadora portátil que tenía asignada para su trabajo una serie de documentales titulada La guía sexual del siglo XXI.
El audiovisual en cuestión trata sobre el placer sexual, las infecciones de transmisión sexual y su prevención, así como el funcionamiento y anatomía sexuales de los cuerpos femenino y masculino con sus potencialidades eróticas. El uso de modelos reales y la participación de especialistas en Sexología lo definen como un material basado en el conocimiento científico actualizado y abre la posibilidad de debatir sobre asuntos controversiales, entre los que se destacan la existencia del punto G y la utilidad de los procedimientos modernos para alargar el pene.
La Máster en Sexualidad Zeida Santiesteban, presidenta de la Comisión de Educación Sexual de la provincia Granma y el Dr. Pedro Pablo Valle, también máster en Sexualidad y especialista del Centro Nacional de Educación Sexual, han reconocido lo anterior y consideran además que el material no es pornográfico, ni atenta contra la moral ni las buenas costumbres.
Sin embargo, el Órgano de Justicia Laboral no ha tenido en cuenta las opiniones de los expertos al aplicarle a Luis Orlando la sanción más severa. Ellos alegan que la serie documental no es pornográfica pero atenta contra “las buenas costumbres”. Sin dudas, aún perviven en la sociedad cubana de estos tiempos las ideas mojigatas, pacatas y conservadoras, que aplicadas desde el poder recuerdan a los tiempos de la Santa Inquisición.
Pero lo más lamentable es que Luis Orlando sigue sin trabajo y con semejante estigma no ha logrado ser empleado por alguna otra entidad. El único recurso que le queda es apelar al Tribunal Supremo Popular.
Es este el punto en el que reflexiono sobre el papel de las instituciones que debieron intervenir ante tamaña injusticia. ¿Qué ha hecho el Sindicato ante la arbitrariedad de la administración? ¿Por qué llegar al extremo de que el caso llegue al Tribunal Supremo Popular y otras instancias de la alta política de la nación?
Los derechos de Luis Orlando han sido vulnerados, en lo particular el derecho a la información basada en el conocimiento científico. Este derecho sexual implica que la información sexual debe ser generada a través de la investigación científica libre y ética, así como el derecho a la difusión apropiada en todos los niveles sociales.[1]
Al parecer el contenido “perturbador” de La Guía Sexual del Siglo XXI para la administración se relaciona con otro derecho sexual: el disfrute del placer sexual como fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual. Todo ello es reflejo de la pobre educación en la sexualidad hacia el interior de nuestras familias y su anquilosado enfoque en las escuelas, donde solamente se habla de la reproducción y se espera que las y los infantes “aprendan” los demás aspectos de la sexualidad humana en la calle. El placer sexual se confina al ámbito estrictamente privado, articulado como dispositivo de control social (biopoder).
En este orden de cosas, preocupa la censura que se aplica en muchos centros de trabajo a acceder a sitios virtuales de la intranet nacional que abordan los temas de la sexualidad. Las palabras claves identificadas por los cortafuegos son: sexo, sex, sexual, sexualidad y así por el estilo. El acceso a la página Web del Centro Nacional de Educación Sexual está prohibido en muchas instituciones del país ¿Cómo avanzar en la formación de un ser humano con una educación en la sexualidad integral, plena y desprejuiciada? ¿Quién responde por esto?
Espero que la triste historia de Luis Orlando tenga un desenlace feliz y que sirva como ejemplo para avanzar en la construcción de paradigmas basados en la libertad plena de las cubanas y cubanos.
[1] Asociación Mundial de Sexología. «Declaración del 13avo. Congreso Mundial de Sexología, 1997, Valencia, España revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, en el 14º Congreso Mundial de Sexología.» Hong Kong, 1999.
[1] Asociación Mundial de Sexología. «Declaración del 13avo. Congreso Mundial de Sexología, 1997, Valencia, España revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, en el 14º Congreso Mundial de Sexología.» Hong Kong, 1999.