Los derechos sexuales y reproductivos son parte indisoluble de la naturaleza humana y por lo tanto son derechos humanos inalienables, intransferibles y universales. En el marco de las Naciones Unidas no existe consenso sobre este tema, pero la Asociación Mundial de Salud Sexual (WAS, por sus siglas en inglés) y los grupos e instituciones a cargo de la defensa de los derechos humanos de las personas lesbianas, gay, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) desarrollamos un conjunto de acciones educativas y de abogacía con los Estados y Gobiernos para que sean reconocidos como tal.
La mención específica a la orientación sexual en la resolución de la tercera comisión de la Asamblea General de la ONU (AGNU) que condena a las ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias o sumarísimas obedecía a que aún no existe ninguna resolución de Naciones Unidas que condene explícitamente la discriminación por orientación sexual e identidad de género. Con el voto cubano de apoyo a la enmienda que retira esta categoría se incluye a Cuba en el grupo de países que promueven no condenar los asesinatos y otros tratos discriminatorios por causa de la orientación sexual, entre los que se destacan los 76 países que criminalizan la homosexualidad y en cinco de ellos mediante la aplicación de la pena de muerte. No particularizar la discriminación por orientación sexual da luz verde a que muchos Estados y gobiernos mantengan la homosexualidad (o la simple sospecha) como delito en sus legislaciones y silencia la impunidad ante los crímenes de odio que sufren millones de seres humanos en el mundo por expresar su sexualidad.
Esto ha llamado particularmente la atención por contradecir la Declaración de la AGNU (no vinculante) sobre el respeto a la orientación sexual e identidad de género, de diciembre de 2008, que en su párrafo 6 condena “las violaciones de derechos humanos basadas en la orientación sexual o la identidad de género dondequiera que tengan lugar, en particular el uso de la pena de muerte sobre esta base, las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias (…)”.
Cuba es el único país latinoamericano apoyando esta enmienda que votó a favor de dicha Declaración, por lo que se nos acusa de seguir una política incoherente en estos temas. El apoyo a esta posición contradice la letra y el espíritu del Programa Nacional de Educación Sexual y sitúa en un escenario políticamente desfavorable a la SOCUMES, al Centro Nacional de Educación Sexual y a nuestro propio gobierno ante nuestra reconocida posición internacional a favor del respeto a libre orientación sexual e identidad de género, como por ejemplo, la Asociación Sexual de Salud Sexual (WAS) y la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros (ILGA), de la cuales somos miembros.
Aún desconozco oficialmente las razones que llevaron a nuestros representantes a votar de esta manera en la AGNU. Espero que en el futuro se adopten posiciones en temas de derechos humanos como lo hacemos – de forma destacada- ante los derechos de las mujeres, de la infancia y tantos otros; aún cuando nuestro voto no coincida con los países hermanos de África, Medio Oriente y Asia.
Opino que tenemos que seguir aportando elementos a nuestros decisores políticos en estos temas, mediante la educación, la investigación y sobre toda las cosas, el diálogo. Esto es un trabajo paciente, en el que aprendemos todas y todos a superar nuestras contradicciones y prejuicios sobre la sexualidad.
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