10/01/2018

Matrimonio igualitario, Iglesias y asociaciones perversas


El poder heterosexual está en proceso de duelo. La definición del matrimonio se ha convertido en uno de los artículos “más polémicos” durante la consulta popular sobre el Proyecto de Constitución.
Resulta cuando menos una hipocresía tremenda que la desvencijada institución del matrimonio esté en crisis por los propios heterosexuales que ostentan el privilegio de ejercitar el derecho a oficializar sus uniones y al mismo tiempo sean tan intensos en negarlo a las personas no heterosexuales.
El duelo está en perder un privilegio, anquilosado a la moral judeocristiana y burguesa, muy a pesar de que los divorcios y las desintegraciones familiares estén a la orden del día, en franca demostración de que ese modelo hace aguas por todas partes.
Muchas personas de bien dicen que detenerse “en esa tontería del matrimonio igualitario” es una cortina de humo frente otros aspectos más importantes. Otros lo entienden como un derecho humano. Yo me sumo al último grupo y considero que como derecho humano no es ni superior ni inferior a otros derechos contemplados en el proyecto que discutimos. Simplemente el Estado tiene la obligación moral y política de garantizarlo para todas las personas aunque de la consulta popular emanen criterios en contra.
Los derechos humanos no se plebiscitan, se garantizan; sobre todo cuando existen grupos humanos minoritarios que están en desventaja social y tienen pobre representación en las decisiones políticas.
El Estado, desde su laicidad, debe garantizar ese derecho, aún contra las posturas de las iglesias. En este aspecto resulta muy peligrosa la asonada fundamentalista religiosa que se ha evidenciado durante la consulta.
El Estado/Partido se ha mostrado sospechosamente permisivo con un proselitismo sin precedentes que ha desbordado los espacios eclesiales. Las iglesias protestantes han venido con todo: uso de formatos atractivos y en diferentes plataformas, impresión de gigantografías, más la participación coordinada en los espacios de discusión donde han usado un discurso que apela a valores universales.
Con semejante ejemplo, el Estado/Partido debiera tomar nota de cómo se hace trabajo ideológico de calidad y sobre los peligros que implican la Iglesias para el manejo de la cosa pública.
Da la impresión de que desde el interior del Partido, o mejor, desde arriba, es música para el oído lo que les iglesias plantean sobre el artículo 68. Sabemos de sobra que este largo proceso de reconocimiento de una política no discriminatoria a las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos se ha adoptado gracias a la intervención de Raúl Castro y de un pequeño grupo de decisores y asesores que comprenden las esencias y consecuencias políticas que representan no atacar las discriminaciones por todos los flancos.
El actual presidente Diaz- Canel ha mostrado una actitud congruente y fundamentada en los principios de derechos humanos, que da continuidad a los esfuerzos personales de Raúl en relación a implementar políticas no discriminatorias.
Otros militantes se manifestaron rabiosamente en contra cuando se discutió la inclusión de la orientación sexual y la identidad de género como causales de discriminación en los Objetivos de Trabajo del Partido Comunista en 2011. Ese fue uno de los temas “más debatidos y cuestionados” entonces.
Me parece perverso que en la TV nacional sea recurrente, después de una cuidada edición, las opiniones adversas al artículo 68. Las iglesias deben sentir orgullo con tener semejantes aliados.
Imaginemos que las iglesias hubiesen distribuidos pasquines contrarios a la “moral socialista”, o con contenido racista o cuestionadores de las políticas del Estado. El Estado/Partido sabría en detalle quiénes, dónde y cómo generaron la supuesta propaganda y los límites se hubiesen impuesto.
Este post no pretende estimular la censura a las iglesias, ni mucho menos  a ningún ciudadano, más bien intenta llamar la atención sobre los límites y las responsabilidades de las iglesias como instituciones y sobre el alto costo político que tendrá si se niega algún derecho a cualquier persona por principios religiosos fundamentalistas.
También hago notar la profunda orfandad del movimiento LGBTI cubano, que repito: ni es movimiento ni es comunidad. La pobre articulación política ante el Estado/Partido cubanos y la ausencia de liderazgos horizontales de las y los activistas LGBTIQ favorecen estos lamentables hechos [Santos Suárez, 1 de octubre de 2018].


1 comentario:

  1. Escribo este comentario casi nueve meses después, enconté su blog recientemente por su oportuno análisis Sobre el 11M, nuestros derechos y desafíos del 13 de mayo del 2019 que fue publicado en oncubanews.com. Y quiero complementar desde mi punto de vista esta observación que usted hizo el año pasado y que fue muy pertinente en su momento. Pero, dado los sucesos ocurridos posteriormente, creo tener la claridad de estar presenciando una maniobra muy inteligente por parte del Estado/Partido.
    No creo que sea casualidad o un error que este derecho humano se haya somentido a plebiscito -y hablo solamente del derecho del matrimonio, no me refiero aquí a la adopción. Tampoco creo que sea casualidad que la iglesia católica haga propagandas libremente. Ni tampoco creo que exista una oposición fuerte y justificada entre los dirigentes del país.
    Los que estuvimos pendientes de cómo se movió la prensa y la televisión cuando se estuvo discutiendo el proyecto de la constitución notamos un hecho extraordinario. Los medios reflejaron, como nunca o pocas veces han hecho, el disentir de algunas personas contra el progreso social. Sin embargo, sabemos que el interés de los medios no era mostrar la realidad pues nunca transmitieron el disentir de muchos contra el papel totalizante del PCC. Y más adelante, en vísperas de las votaciones para la ratificación de la nueva constitución, nunca entrevistaron ni mostraron a las personas que se decidieron por el no o por la abstención, quedando estas opciones despersonalizadas y hasta mal vista para muchos. Con este recuento quiero dejar demostrado que lo que aparece en la prensa y en la televisión está de antemano bien analizado y responde a una estrategia o campaña política. No existe espontaneidad en los medios ni el interés de reflejar la realidad, sino el de conducirla. (Esta es una opinión muy personal que me he formado en la vida y estoy dispuesto a escuchar otros puntos al respecto)
    Recuerdo que cuando comenzaron a aparecer en la TV las objeciones al matrimonio entre dos personas muchos de mis amigos y familiares que no tenían una opinión formada sobre el tema empezaron a manifestar su rechazo a este derecho. Todo esto estaba ocurriendo antes de que la iglesia comenzara a manifestar oposición. Me atrevo a decir que fue una reacción en cadena que surgió desde la misma televisión y que nunca fue frenada. Fue como un llamado a la participación de la población y la concentración de la atención sobre el humillante plebiscito de este derecho humano.
    En el momento actual, ya aprobada la constitución. En la que finalmente no se decidió explicitar los detalles del matrimonio. Podría parecer como una oportunidad de lucha de la comunidad LGBTI el que se reconozcan sus derechos en la formulación de las nuevas leyes. Esta lucha encabezada por el CENESEX estoy confiado que triunfará y quedará conformada y consolidada una victoriosa organización de masa a la altura de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

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