La necesidad del Diálogo o “Lo que no se menciona no existe”
Por Alberto Roque Guerra
Leía en el portal digital Cubadebate un artículo de Arleen Rodríguez Derivet “El espíritu del Partido frente a la realidad nueva” y llamó de inmediato mi atención lo siguiente:
Como supondrán, a la hora de las comisiones, elegí la Ideológica para seguir el evento. Y ya no me pude separar de sus debates hasta el cierre. Por eso me gustaría citar dos de sus momentos más intensos. El primero, cuando la invitada Mariela Castro sugirió incluir la palabra diálogo de forma expresa, donde aparecía más bien implícita (…)De ser delegada hubiera votado por incluir la polémica palabra, esencia por donde se le mire de la comunicación política que exigen los nuevos tiempos. Solo que, como diría el versador Eusebio, “hay palabras que lo dicen todo y no hay palabras para decirlo todo…pero las palabras no son determinantes, lo son las acciones.”
Magnífico reportaje. En cuanto a la propuesta de Mariela, no veo nada de polémico en la palabra diálogo y sí me preocupa que alguien tan brillante como Eusebio Leal piense de esa manera, cuando nadie como él ha dado uso a las palabras en su justo contexto y con una claridad a toda prueba.
Nadie como Eusebio ha tenido que enfrentar dogmas, silencios y omisiones para edificar la gran obra que, sin dudas, lo ha hecho entrar en la historia de la nación.
El diálogo es necesario, invita a la unidad, al consenso, a la participación, a la sanación; suma, jamás resta, es necesario para evolucionar y seguir impulsando la Revolución.
Coincido con lo dicho por Eusebio referente a la acción y la implementación de las ideas, sin embargo, nuestras compañeras feministas han dicho algo brillante: “lo que no se menciona, no existe”.
Paulo Freire, el gran pedagogo y defensor de los oprimidos, describió y practicó el principio de lo que denominó dialogicidad. A ella le imprimió un valor trascendental en la educación popular para derribar las relaciones entre los seres humanos basadas en la inequidad.
En nuestro contexto, también tenemos que dialogar con los burócratas, con los dogmáticos, que son los peores contrarrevolucionarios que impiden tener un país mejor. Tendremos que dialogar entre cubanas y cubanos sobre relaciones entre los géneros, racialidad, educación, cultura, inequidades, acceso a la cultura y sobre participación ciudadana. Un vez más, bravo por Mariela.
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