Post dedicado a los que se preocupan por la “interferencia” del Estado en la identidad y roles de género fluidos en la infancia y la adolescencia.
En palabras más aterrizadas me dirijo a padres y madres que dicen: “a mi hijo/hija lo crío como yo entienda”, “si me sale macho lo crío como varón aunque no quiera”; o “prefiero un hijo muerto antes que maricón” (con las niñas marimachas son más tolerantes).
Dicho esto, comienzo señalando algunos puntos desde mi experiencia profesional atendiendo a personas transexuales durante el proceso de transición de género y a la coordinación de la elaboración de los protocolos de atención a infantes y adolescentes con identidades y expresiones de género fluidos.
-Las expresiones de género en la infancia y adolescencia son más fluidas que en la adultez. Solamente un 20% realiza una transición de género (diferente al sexo asignado) después de la adolescencia.
-La mayoría de las personas trans adultas -y dentro de ellas las personas transexuales – expresan y sienten un género diferente al asignado (médica y jurídicamente) desde edades muy tempranas.
-La identidad de género, es decir, la vivencia interior de sentirse masculino, femenina, o el espectro entre ambas, comienza alrededor de los 2 y 3 años de vida. Es un proceso fluctuante, en construcción no siempre lineal.
-Los malestares psicológicos de las personas trans adultas obedecen a la DISCRIMINACIÓN, el REPUDIO, los CASTIGOS, y la VIOLENCIA infligidos en el seno de la familia, sobre todo por los padres.
-Esos malestares se denominan en psiquiatría disforia de género. Aunque algunos investigadores la asocian a la transexualidad como la sombra es a su árbol, la mayoría considera que es consecuencia de lo expresado en el punto anterior.
-Hago notar que en el mismo año (1948) que se anunció la definición psiquiátrica de disforia de género, Don Fernando Ortiz hablaba de disforia racial (no referencio, pero puedo ofrecerlas si alguien quiere).
-Las personas transexuales sin disforia han crecido en ambientes familiares estables, con apoyo y amor (el ideal de las familias cristianas).
-Cuando se entrecruzan las identidades y expresiones trans con prácticas religiosas cristianas, pobreza, ruralidad, bajo nivel escolar, pobre solvencia económica y discapacidad la disforia es mayor.
- Algunas narrativas y vivencias (con total apego al principio ético de confidencialidad) de las personas trans en su infancia/adolescencia son: “mi padre militar me puso una pistola en la cabeza por ser afeminado”/ “mi mamá me exigió hacerme la cirugía para que me aceptaran en la Iglesia como mujer” (persona transexual femenina con discapacidad auditiva)/ “yo tenía 5 años y cuando mi papá entraba por la puerta me escondía debajo de la mesa del comedor”/ “desde que era adolescente mi mamá me puso a vivir en un cuarto con entrada independiente de la casa porque no quería que me vieran sus hermanos de la Iglesia; ahora vendo galletas para poder sobrevivir”/ “no tengo relaciones con mi familia desde que me botaron de la casa a los 17 años, mi familia es mi pareja, él me ayudó a cortarme los testículos, pues no puedo esperar la cirugía”.
- La infancia y la adolescencia tienen derecho al disfrute de su identidad. Esta última tiene muchas aristas pero la identidad de género es central en el desarrollo como personas, de hecho atraviesa a la identidad grupal, étnica, nacional.
-Los derechos de infantes y adolescentes están protegidos por el Estado y convenciones internacionales de DDHH. Son sujetos de derecho, no meros objetos propiedad de los padres.
-La educación es un proceso complejo que comienza en la familia pero tiene influencias externas a ella: escuela, medios de comunicación, espacios virtuales y reales de socialización.
-La apropiación de valores y antivalores son siempre individuales y no siempre coincidentes con los padres. El antivalor de la discriminación se aprende desde el nacimiento en el seno de las familias y es inevitable mientras se articulen mecanismos de saber y poder en cualquier relación humana.
-La imposición de valores y antivalores a su hija, hijo o hije, además de inútil, genera angustia y malestares que tienen repercusión toda la vida.
Usted decide, pero le recuerdo que tiene obligaciones morales y jurídicas que cumplir.
Su familia no es una isla con un cocotero, se inserta en una sociedad con una historia y una cultura y existe algo llamado Estado que está obligado a garantizar los derechos de infantes y adolescentes.
La Víbora, La Habana, 11 de septiembre de 2022.
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