10/03/2011

Crónica Sobre Jornada Científica en CENESEX

 Por Mercedes García          

                                       

Cuando sonó el reloj no sentí esas ganas de desaparecerlo para quedarme un rato más en los brazos de ella y no precisamente en los de Morfeo.

Sucede que siempre cuando se trata de participar en algún evento del  CENESEX,  siento como una adrenalina, un placer que imagino relacionado  con esa seguridad de saber que voy con mochila vacía y regreso con ella llena de saberes,  experiencias y el sospechómetro activado  al constatar, como en esta Jornada Científica: Habana Sexología,  que  queda un buen  trecho por  andar para naturalizar  la diversidad y los derechos sexuales al tratar temas de  salud  sexual de l@s human@s.

Durante dos días de esta Jornada y de sol a sol, permanecí en las  salas escuchando las intervenciones brillantes de  especialistas  sobre  reproducción asistida, la pareja cubana actual, programas terapéuticos para mejorar la calidad de la relación de pareja,  salud reproductiva, ideales de pareja, climaterio, perimenopausia, postmenopausia y disímiles bondades emanadas de serios estudios pero sustentados sólo en la investigación de la pareja heterosexual o la mujer y el hombre heteros.

Mis expectativas de verme en esos estudios  se alejaron por el camino de la invisibilidad.  Al acercarme a algunas de esas especialistas,  mujeres maravillosas y comprometidas con el  mejoramiento de la calidad de vida  y   trasladarles mi inquietud,  constaté que me consideraban incluida por ser mujer,  otras exclamaban: ¡caramba!,  es cierto.

Parecería,  por ejemplo,  que  con mi orientación lésbica  soy una mujer como todas, solo que amo a otra mujer. Muchos estarían totalmente de acuerdo con esta afirmación en aras de no discriminar e incluir.

Soy mujer pero diferente por varias razones.  En primer lugar, al romper el modelo heterosexual por amar a una persona de mi mismo sexo,  quedo  inmediatamente devaluada e invisibilizada  no sólo como mujer,  sino también como ser humano. Piensan que soy una mujer que quiere ser un hombre y que mis relaciones de pareja se fundamentan en que una hace de hombre y otra de mujer.

Muchas lesbianas viven ocultando su orientación erótico-afectiva, actuando un personaje delante de quienes  más aman, la familia o en sus trabajos donde pasan la mayor parte del día. Renunciamos  a la maternidad o se nos priva de ese derecho humano al no poder disfrutar como parejas de las bondades de la maternidad asistida. Los servicios de salud no poseen el conocimiento de nuestras necesidades,  la ley no nos protege explícitamente y se nos veta el derecho a la información basada en el conocimiento científico al no vernos en  la mayoría de esos estudios.

Si desea tener una idea aproximada de esta realidad,  imagine por un día que es alguna  de nosotras.  Responda con evasivas o mienta deliberadamente sobre su orientación sexual, piense que esas personas que hoy le tratan, le admiran y reciben tan amablemente no la tratarían igual si dijera la verdad.  Salga a pasear con su compañero e imagínese en un mundo donde el amor entre hombre y mujer fuese sancionado, donde sufriera usted violencia por heterofobia, donde tuviese que pasar horas en espacios  públicos sin tocar, besar o abrazar cariñosamente a la persona que su corazón eligió,  imagine no tener reconocimiento y protección como  una familia, como cualquier otra familia que enfrenta serios retos para ser exitosa,  feliz, en fin,  funcional…y no entiende usted ¿por qué? si siente que tiene todo lo humanamente necesario para ello y es amor,  responsabilidad por ese sentimiento y derechos.

Piense que la mayoría de nosotras vive así. ¿Con un día de su vida bajo esas condiciones,  le parece que somos iguales?

Tengo inquietudes, quiero saber   qué sucede con la mujer lesbiana al enfrentar el padecimiento del climaterio, cómo asume la pareja lésbica este proceso, qué precio paga nuestra salud al no lograr el desarrollo integral de la  personalidad por  meras valoraciones subjetivas del rol,  cómo enfrentar el envejecer con o sin pareja,  el cáncer cérvico uterino y de mamas en mujeres lesbianas,  la atención primaria de salud y la mujer lesbiana,  entre otros temas medulares.   Si no hay diferencias me gustaría conocerlo por estudios serios que lo demuestren. Tal vez los resultados ayudarían también a las mujeres con otras orientaciones.

Agradezco la posibilidad  que me brinda siempre el CENESEX, como miembro de sus redes sociales de  participar en todo tipo de evento que organiza y a sus especialistas, que desde las distintas profesiones,  están prestos a intercambiar saberes con nosotr@s  para unidos impactar el muro de la ignorancia, el estigma y la discriminación.

Esto es sólo y con toda humildad  una  incitación de exigibilidad a la reflexión.  No creo justo venir al CENESEX,  un lugar donde se venera y promueve el  respeto a la diversidad, para hablar de salud sexual y no hacerlo desde esa plataforma.

Aunque me expresé como mujer lesbiana y miembro  del grupo  de reflexión HxD,  aclaro que en temas de diversidad  y derechos  sexuales,  asumidos como genuinos derechos humanos, me siento también gay, bisexual,  trans,  inter y heterosexual,  además de otras orientaciones que puedan identificarse mañana. 

[Grupo HxD]

 

La  Habana,  29 de septiembre de 2011           

 

 

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