Por: Alain Darcout Rodríguez, Cienfuegos. (psicologo@palacio.cfg.sld.cu ), sobre opinión en Cubasí
Para mí Manuel no es más que una simple expresión del poder patriarcal: hombre, blanco, heterosexual, que escaló hasta una de las posiciones más claras del ejercicio de perpetuación de la cultura machista, occidental de base judeo-cristiana, por ello seguramente también acomodado. Ser fiscal provincial le permitía juzgar, tener voz y reprimir todo lo que trasgrediera, desde sus propias concepciones y utilizando la legalidad de su época, el poder entronizado. Manuel, como otros muchos anclados en el pasado, representa los estertores de un régimen hegemónico de discriminación sistemática surgido desde fines de la comunidad primitiva con la división del trabajo según el sexo, y también por la riqueza, y el color de la piel, y la religión, y todo cuando pueda dividir a los seres humanos. Todas parientes: sexismo, racismo, fascismo, xenofobia, homofobia…
¿Recordará de sus tiempos de fiscal o de estudiante de derecho lo que dice el Capítulo VI de la Constitución de la República de Cuba especialmente sus artículos 41, 42 y 43?
La humanidad transitó por miles de años como si ningún individuo con sexualidades no heterosexuales se destacara por su realización social, cultural, política o científica, la identidad sexual de diversas figuras prominentes aún se susurra como dato curioso en la historia, o es objeto de escándalo y manipulación; otras veces se ocultan imperdonablemente, por solo citar un ejemplo ¿conocemos el papel jugado por los homosexuales durante el nazismo, cuántas vidas se salvaron por sus redes de apoyo, cuanto aportaron al servicio secreto de los aliados?. Por cierto, fueron precisamente los fascistas quienes acuñaron la expresión de “lacras sociales que era preciso erradicar para proteger al pueblo de la degeneración” al calificar a los homosexuales.
La virilidad del cubano enaltecida incluso desde antes de los mambises destacaba cualidades como la fuerza, entereza, valor, pujanza, firmeza, valentía, etc., etc., de todo un pueblo en el enfrentamiento al sádico poder colonial que utilizó hasta tácticas de campos de concentración y a la penetración norteamericana después, desmoralizante; lo viril sin dudas no hacia alusión un falo gigante en perenne erección como a muchos les gusta pensar, consecuencias de los preceptos de género inculcados desde fuera, por ese mejunje que somos, no ciertamente según las expresiones y prácticas de nuestros aborígenes exterminados, a vista de los conquistadores como mansos, débiles, perversos, amorales, incivilizados…
Los jóvenes rebeldes que tras inmensos sacrificios de nuestro pueblo conquistaron el poder en 1959 derrotando al sátrapa, no podían sustraerse de la herencia cultural y el contexto: una historia escrita por hombres blancos, heterosexuales, ricos, en el poder, que silenciaron el papel de las mujeres, de los negros, y de las personas con sexualidades divergentes tratando de borrarlos de la historia, ayudados no solo por el catolicismo español sino también por el evangelismo conservador norteamericano. Tal vez solo Martí, nuestro apóstol, con su genialidad se pueda exceptuar de tal encomio distorsionador de nuestra cultura.
Quienes tomaron el poder en 1959 tampoco podían conocer la nueva política y ética sexual soviética impulsada por el propio Lenin al triunfo de los soviets en 1917, quien según refirió Clara Zetkin en su libro “De los recuerdos de Lenin” llegó a decir “estimo que la famosa teoría del vaso del agua no tiene nada de marxista, y además es antisocial”, esa teoría revisionista tan vieja ya como el marxismo, es precisamente el fundamento de los argumentos que pretenden confinar las expresiones de las sexualidades no heterosexuales puertas adentro; en “La Revolución Sexual en Rusia” documento publicado en 1923 por el Instituto de Higiene Social de Moscú se puede confirmar esta posición de avanzada:
“En lo concerniente a la homosexualidad, sodomía y otras formas de gratificación sexual, las cuales aparecen en las leyes europeas como ofensa a la moral pública, la legislación soviética trata eso como algo natural.”
Fue Stalin como parte de su teoría de la agudización de la lucha de clases para justificar su política de represión masiva, de donde los regímenes socialistas heredaron el epíteto de totalitarios, quien derogó en marzo de 1934 la legislación humanista bolchevique en materia de sexualidad, sumando a la purga antisocialista a los homosexuales; también convirtió a la ciencia en una sierva de su política de burocracia estatal y partidista, llegando a afirmar que no hacían falta las ciencias sociales si existía el marxismo, reduciéndolo a fórmulas absolutas y de manuales, un nuevo tipo de escolástica, que criminalizó otra vez las sexualidades no heteronormativas.
Y no fue hasta 1973 que la homosexualidad fue por primera vez dejada de ser considerada una enfermedad por la Sociedad (norte)Americana de Psiquiatría, ciertamente bajo la presión de los movimientos sociales por los derechos civiles, pero debieron transcurrir 17 años de investigaciones médicas, endocrinológicas, psicológicas, psiquiátricas, antropológicas (donde también participaron cubanos) para demostrar a la comunidad científica internacional que no existe ningún tipo de diferenciación entre los individuos homosexuales y los que no lo son, que las personas homosexuales son endocrinológicamente indistinguibles de las heterosexuales, que ambos se caracterizan por multiplicidad de diferencias biológicas, del intelecto y el carácter, y que son las actitudes, no del homosexual, sino de las demás personas hacia esta condición, las que crean una situación que puede tener un efecto profundo en el desarrollo de la personalidad que impide la integración efectiva en la comunidad. Por todo ello el 17 de Mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud desclasificó a la homosexualidad como una patología y se considera el Día Mundial contra la Homofobia.
¡Supongo que la opinión y experiencia como fiscal de Manuel son más válidas que las de toda la comunidad científica internacional!
La Revolución cubana se ha distinguido por ser fiel a sus principios humanistas y de justicia social, por el respeto irrestricto de los derechos humanos; a pesar de los errores que se cometieron especialmente con este grupo social: la parametración, las UMAP, fruto del estado de las ciencias en la época, la visión pedagógica y criminológica dominante en el mundo, no solo socialista, y sus propios prejuicios machistas; sin embargo, la revolución y sus líderes, han tenido una evolución positiva en el tema a partir de la comprensión de esta realidad y de la descollante labor de Vilma, cual quijote contra los molinos. Increíblemente nuestra prensa lo ha callado y nuestro pueblo noble e inteligente lo desconoce. El silencio también es homofobia.
Ni siquiera fue Mariela Castro Espín, ni el CENESEX quienes iniciaron esta revolución dentro de la revolución, fue Vilma desde la FMC y el profesor de profesores Dr Celestino Álvarez Lajonchere, entonces director del grupo de trabajo que diera origen posteriormente al mismo centro que ahora dirige Mariela. Vilma Espín Guillois, en su condición de miembro del Buró Político del Comité Central del PCC, le solicita EN FEBRERO DE 1986 !!! al Dr Álvarez Lajonchere la redacción de un documento para ser presentado a la máxima instancia política del país cuyo título es La Homosexualidad: datos y consideraciones para la elaboración de lineamientos de trabajo. Su contenido muestra el interés de la FMC y el GNTES por abordar la problemática de la homosexualidad en la sociedad cubana, y proporcionar a los decisores los aspectos teóricos de la homosexualidad, con las evidencias científicas de su tiempo, y su valor fundamental estriba en apelar a la aplicación de políticas que protejan a estas personas, que sufren de discriminación por su orientación sexual tal como sigue:
“Nuestro gobierno –la dirección política, partidista o estatal- no ha definido una política para orientar en forma clara el tratamiento de la homosexualismo. Si en los primeros años era razonable que diéramos prioridad a otros aspectos del Plan de Educación Sexual, casi diez años después, el mismo argumento pierde fuerza. (…) El proceso de asimilación de estos criterios (sobre la homosexualidad) no será tarea fácil para nadie, como no lo fue para nosotros mismos, pero no hay alternativas (…) De una sociedad medularmente humanista, como es ya la nuestra, no podía esperarse otra actitud. Nuestro Grupo (el GNTES) no teme a la tarea de desarrollar estos criterios en público”
Y que decir de nuestro Comandante en Jefe, quien en 1960 calificara de “niños fistos” al referirse al visible amaneramiento de algunos individuos, concebidos como raros o desviados, seres sin la virilidad suficiente, al Fidel que en 1992 declaraba a Tomas Borges en “Un grano de maíz”:
“No voy a negar que, en cierto momento, este cosa machista influyó también en un enfoque que se tenía hacia el homosexualismo. Yo personalmente —tú me estás preguntando mi opinión personal—, no sufro de este tipo de fobia contra los homosexuales. Realmente, en mi mente, esto nunca ha estado y jamás he sido partidario, ni he promovido, ni he apoyado políticas contra los homosexuales. Eso correspondió, yo diría, a una etapa determinada y está asociado mucho con esa herencia, con esa cosa del machismo. Trato de tener un argumento más humano y más científico del problema […]”
“No veo la homosexualidad como un fenómeno de degeneración, sino lo veo de otra forma. El enfoque que he tenido es de otro tipo: un enfoque más racional, considerándolo como tendencias y cosas naturales del ser humano que, sencillamente, hay que respetar. Esta es la filosofía con que veo estos problemas. Creo que más bien hay que tener consideración hacia una familia que sufre esas situaciones. Ojalá que las familias mismas tuvieran otra mentalidad, tuvieran otro enfoque cuando ocurre una circunstancia de esa naturaleza. Y soy absolutamente opuesto a toda forma de represión, de desprecio, de menosprecio o discriminación con relación a los homosexuales. Es lo que pienso”.
O al que en “Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio Ramonet” en 2006, al referirse al tema dijo:
“Era una cultura, pasaba igual que con las mujeres…habían prejuicios fuertes con relación a las mujeres y los homosexuales” “Yo ahora no voy a defenderme de esas cosas, la parte de responsabilidad que me corresponda la asumo. Ciertamente yo tenía otros conceptos con relación a ese problema… Yo tenía opiniones, y más bien me oponía y me había opuesto siempre a cualquier abuso, a cualquier discriminación, porque en aquella sociedad había muchos prejuicios. Ciertamente los homosexuales eran víctimas de discriminación”. “Debo decirle, además, que había – y hay – destacadísimas personalidades de la cultura, de la literatura, gente famosa, orgullo de este país, que eran y son homosexuales, y han gozado y gozan de mucha consideración y mucho respeto en nuestro país. Así que no hay que pensar en sentimientos generalizados.”
Hasta el gigante que nos sobrecoge en sus declaraciones al periódico La Jornada, de México en Agosto de 2010 cuando decía: “fueron momentos de gran injusticia ¡de gran injusticia! La haya hecho quien sea. Si la hicimos nosotros, nosotros… Estoy tratando de delimitar mi responsabilidad en todo eso porque, desde luego, personalmente, yo no tengo ese tipo de prejuicios (…) Si alguien es responsable, soy yo”.
Por supuesto que esta responsabilidad no le es atribuible en lo personal, descansa sobre los hombros de todos los que prefieren mantenerse atados a sus prejuicios, los que se aferran al poder heterosexista, los que se niegan a comprender desde posiciones más humanistas que estamos hablando de una elemental cuestión de derechos humanos y justicia social.
Los profesionales y activistas comprometidos por el reconocimiento, protección y respeto de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales, al mismo tiempo, estamos defendiendo un futuro mejor donde cualquier diferencia sea justamente valorada y respetada lo cual incluye a los propios heterosexuales, para de esta manera contribuir a la igualdad plena de cubanas y cubanos. Y no cejaremos en el empeño.
Recuerdo que en materia de Derecho, el Estado tiene la obligación de garantizar el respeto de los derechos de las minorías, sexuales en este caso, aun a expensas de los privilegios de las mayorías. ¿No es así señor fiscal? ¡Y basta por favor del cuento de la mayoría homofóbica, ya hay varias aproximaciones científicas en toda Cuba que demuestran más bien lo contrario: una tendencia a la comprensión y aceptación de la diversidad sexual!
Dijo Raúl al clausurar el VII período de sesiones de la Asamblea Nacional “sin cambiar la mentalidad no seremos capaces de acometer los cambios necesarios para garantizar la irrevocabilidad del carácter socialista” de cara al perfeccionamiento de nuestra sociedad esto es aplicable a todas sus aristas; 50 años después, la posición científica es otra, y la tendencia político – jurídica internacional (incluso del ALBA) es favorable a la protección legal de la diversidad sexual.
Finalmente, no sé por qué cada vez que observo un ataque personificado a Mariela presiento detrás un ataque a su origen genealógico. Sinceramente, quisiera equivocarme. Lo digo por eso de “evidentemente ella posee un respaldo oficial” como si fuera una conjura a la sombra, y considero que mucha responsabilidad tiene de esto la política informativa de los medios de comunicación masiva por no abordar la problemática sexo-diversa como REALIDAD CUBANA, POLITICA DE ESTADO Y OBJETIVO DEL PCC. ¿Cuantas reuniones, acuerdos, talleres, denuncias, artículos, etc., se publican en los sitios digitales del CENESEX y no encuentran ningún reflejo en la prensa nacional?
Lo demás es más de lo mismo. Ignorancia y/o mala fe.