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11/06/2020

Detalles sobre juicio penal vs. Danay Suárez por presunto delito contra el honor de personas LGBTIQ

El 16 de octubre pasado tuvo lugar la vista oral de la querella judicial contra Danay Suárez, en la Sala de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de La Habana.
Aunque la vista fue pública, se celebró bajo las medidas sanitarias por la Covid-19.

Solamente participaron cuatro personas en el público. Por mi parte, mantuve discreción sobre la vista oral y no extendí invitaciones a otras personas. Como el presunto delito ocurrió en redes sociales, creo necesario hacer públicos los detalles de la vista oral.

Ante la presencia de tres jueces profesionales y dos jueces legos, más los letrados que representaron al querellante y a la querellada, se expusieron los argumentos probatorios a favor y en contra de un posible delito contra el honor, en este caso, la injuria.

Como querellante expuse las razones por las cuales Danay Suárez injurió a las personas homosexuales, y por lo tanto a mi persona, cuando reprodujo en su página oficial de Facebook una publicación de la autoría de Dayis Arizmendi en la que iguala, desde las mismas bases ideológicas, a la pedofilia con la homosexualidad.

Las razones que expuse se basan en los siguientes elementos:

-La pedofilia es un trastorno psicosexual dentro del grupo de las parafilias y tiene amplio rechazo social, de acuerdo a los valores morales de nuestra cultura. Señalé la repulsa social violenta contra el actor que interpretó un personaje abusador y violador de una menor en la recién culminada telenovela El rostro de los días.

- La publicación tiene la intención deliberada de degradar moralmente a las personas homosexuales mediante el uso de información falsa que circula por internet con ese mismo propósito

-La existencia de un supuesto Movimiento MAP (término psicopatológico para nombrar a las Personas Atraídas por Menores): bulo demostrado por sitios en internet que monitorean información falsa y cuya bandera también es falsa. Aunque no se negó la existencia de grupos pedófilos que buscan reconocerse como parte de la diversidad sexual, se dejó claro que el Movimiento LGBTIQ no tiene relación alguna con estas agrupaciones.

- La existencia de una Ideología de Género: término acuñado por la Iglesia Católica y de amplio uso por otras denominaciones cristianas, con la que se pretende contrarrestar y presionar a los Estados en la no promulgación de políticas de equidad para las mujeres y las personas LGBTIQ. Es un contradiscurso conservador y anticientífico contrario a los movimientos feministas y LGBTIQ. No es una ideología, es una perspectiva heterogénea sobre el género y la sexualidad aplicable a las políticas de equidad para todas las personas.

- La publicación que reprodujo Danay Suárez fue bloqueada por Facebook en el sitio de Dayis Arizmendi por considerarse contrario a los estándares de la comunidad sobre discurso de odio.
En América Latina fue reproducido por el payaso mexicano cristiano Leito Paique. 
Este sujeto ha planteado que "las personas homosexuales somos mulas porque no podemos reproducirnos." La publicación de marras fue eliminada de su sitio oficial. Ambos argumentos fueron presentados por mí con pruebas impresas de las capturas de pantallas correspondiente s.

El letrado que representó a Danay Suárez intentó durante toda la vista disminuir el impacto de la publicación por no referirse a ninguna de las personas que demandamos, por esta injuria, la reparación de daño moral al colectivo LGBTIQ. Ninguno de los testigos homosexuales ni mi persona referimos daños secundarios a nuestro honor en nuestras comunidades o centros laborales después de la publicación, pero quedó claro que produjo serios malestares, daño e indignación por tratarse de una injuria a un colectivo de personas en redes sociales, sobre todo por ser Danay Suárez una persona pública.

El intento del letrado de la querellada de adjudicarme publicaciones supuestamente ofensivas contra Danay Suárez y su fe cristiana, quedaron sin efectos con mis declaraciones y por contar con los testimonios de tres testigos cristianos, una de ellas profesora de Teología y Pastora de una Iglesia protestante con más de 100 años en Cuba. 

En ningún momento el letrado de la querellada se refirió a las supuestas limitaciones a la libertad de expresión de su representada, cuestión por la que se me atacó, previo al juicio, por cristianos conservadores, memeros y periodistas de poca monta. No obstante, me referí al hecho de que Danay Suárez no ha retirado la publicación de su página oficial y declaró ante el Tribunal que ella no tenía razones para disculparse. También pude mostrar evidencias impresas de cómo la cantante ha publicado videos donde se menciona a mi persona con mentiras y comentarios malintencionados. Ellos son Agustín Laje y el rapero dominicano Redimi2, el primero un politólogo argentino conservador, que apoya al partido neofascista español Vox. El YouTuber Marcel García, de proyección de derecha neoconservadora ha dedicado un audiovisual a la querella centrado en mi persona y con una manipulación deliberada de mi discurso y posiciones científicas sobre el género. Estos personajes son adorados por Danay sin que haya recibido presión alguna de mi parte para que los retire de su portal oficial en Facebook. 
Por lo tanto, es falso que he restringido la libertad de expresión de la querellada.

En la vista participaron siete testigos (tres lesbianas y cuatro hombres gays). No publicaré sus nombres por respeto a la confidencialidad de cada uno de ellos. Cada quien puede ser libre de hablar de su experiencia si lo considera, después de publicada esta nota.

Sus testimonios fueron elocuentes en expresar el daño moral en las redes sociales infligido por la querellada. Confieso que sentí mucha admiración, y en no pocas veces me produjo emoción, escuchar sus testimonios, pues fueron expresados con mucha fuerza para reclamar sus derechos a que se les restituya su honor.

Las mujeres lesbianas argumentaron además sobre los derechos a decidir sobre sus cuerpos y a expresar susexualidad, dos de ellas defendieron su credo cristiano siendo mujeres lesbianas y ratificaron que la Iglesia a la que Danay pertenece no es la única, pues existen otras maneras de entender las sagradas escrituras por diferentes congregaciones religiosas.
 
Uno de los testigos gay desarticuló de manera aplastante la pregunta del letrado de la querellada en la que pretendía relacionar las bases ideológicas de la pedofilia con la homosexualidad. «Esa pregunta no tiene respuesta porque son dos cuestiones que no guardan relación alguna», dijo.

Sobre esa misma base presentaron sus argumentos periciales tres testigos expertos, todos profesionales de la salud mental y uno de ellos perito criminólogo. Los argumentos más importantes fueron la ausencia de relación entre pedofilia y homosexualidad, el impacto negativo sobre los derechos humanos y la salud mental de las personas homosexuales que pueden tener publicaciones como estas en las redes sociales, que usan un discurso excluyente y de odio, más la intencionalidad del discurso en rebajar moralmente a personas vulnerables. 

Una de las expertas se refirió al uso de la apropiación de la consigna "amor es amor" que legitiman las redes de pornografía infantil a nivel internacional, cuestión muy distinta a la existencia de un movimiento social y político MAP. 

Mi representante legal, el letrado Lázaro Arencibia, demostró durante toda la vista que nuestro honor fue dañado con la publicación de Danay. Su alocución final fue demoledora pues usó una anécdota que representaba muy bien el carácter injuriante de la publicación. A él le estoy agradecido por aceptar el caso, por su sensibilidad, su desempeño profesional y sentido de justicia. También quiero agradecer al Bufete Colectivo de Santos Suárez.

Su contraparte usó ejemplos desafortunados para tratar de desmontar la injuria como delito. Mencionó los referentes legales de las legislaciones cubana y española en relación a los delitos contra el honor y de cómo no se aplica en este caso, más el ejemplo de que cualquier persona puede presentar demandas por injuria por sentirse ofendidos personalmente o por su profesión. 
A mi pedido, el presidente de la sala me concedió la posibilidad hacer uso de palabra antes de Danay Suárez. Mi declaración amplió sobre el discurso de odio, que, aunque no es una figura penal en Cuba, el letrado de la querellada se apropió de forma inadecuada del concepto cuando me referí a este asunto en la declaración inicial. 
Expliqué que el discurso de odio en las redes sociales equivale a su uso en un espacio público cualquiera y que el ejercicio de la libertad de expresión tiene límites cuando se injuria, se difama y se excluye a personas o grupos vulnerables. Le demostré con ejemplos al letrado de la querellada que en España es penado por la Ley y que nuestros referentes del Código de Defensa Social de 1938 se han actualizado.
 
Resalté que para que pueda hablarse de discurso de odio en internet debe existir un grupo vulnerable, que en este caso somos las personas LGBTIQ, también debe usarse un estereotipo que tenga aceptación social (en este caso la pedofilia y la homosexualidad), debe haber malignidad al convocar a terceros (Danay Suárez tenía esa mañana 134180 seguidores en su página oficial, en su gran mayoría apoyan la publicación) y, por último, debe demostrarse una intencionalidad de dañar. 

En cuanto a la vulnerabilidad de las personas LGBTIQ me referí al odio, la exclusión y la persecución histórica de este grupo humano, sobre todo por las religiones, y los poderes jurídicos y biomédicos. De todo eso se habló en la vista oral y muchos elementos perviven en la actualidad. 

Sobre los estereotipos pregunté si necesitaríamos una vista oral de cuatro horas si el contenido de la publicación injuriosa dijera que «todos los negros son delincuentes» o que «todos los raperos, roqueros y cantantes de hip-hop son drogadictos».
  
Sobre la intencionalidad me referí a la obsesión de Danay Suárez, y otras personas cristianas, de usar su fe para denostar y rebajar socialmente a las personas LGBTIQ, sobre todo desde una aplicación selectiva y rígida de algunos versículos contenidos en libros escritos hace milenios por patriarcas (libros que componen la Biblia).

En la alocución final de la querellada, Danay Suárez no mostró compasión alguna, su discurso fue arrogante y realizó comparaciones absurdas con animales (vacas en este caso) al exponer sobre los efectos nocivos de «la ideología de género» y el derecho humano al reconocimiento de la identidad de género de cada persona. Sobre este particular dijo "Si estas personas se sienten como una vaca y alguien se le opone, te llevan a juicio por Injuria".

La querellada se mostró abrumada por los testimonios de sus contrapartes y los elementos científicos que se esgrimieron en la vista oral. Ante eso se refirió a los premios Grammy y Billboards que supuestamente ella ha ganado. De acuerdo a la información disponible solamente ha sido nominada, pero no premiada en tales certámenes.

La querellada también dijo que "el Tribunal no tiene acceso pleno a internet y que muchos argumentos allí dichos estaban fuera de su alcance". El presidente del Tribunal le aclaró a la querellada que las juezas y jueces que formaron parte del Tribunal tienen acceso pleno a internet y que saben muy bien hacer su trabajo.

En la secretaría de la sala de lo penal del Tribunal me confirmaron hace 72 horas que la sentencia está lista y que se le comunicará por vía electrónica a mi abogado Lázaro Arencibia. Este último me ha comunicado hace minutos que seré notificado a primera hora del lunes 9 de noviembre del 2020.

10/23/2020

Progresismos papales y matrimonio igualitario en Cuba

Publicado en: Blog Matria, El Toque

El papa Francisco ha abierto una pequeña brecha en la infranqueable doctrina cristiana: es el primer sumo pontífice que reconoce a las personas homosexuales como parte de una familia y condena alto y claro la homofobia familiar.

Las posiciones progresistas del Bergoglio no son nuevas. Se reconocen sus intentos de tratar la homosexualidad durante el Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre Familia en 2014-2015. Aunque Su Santidad encargó al cardenal Baldisseri, junto a otros purpurados liberales, incluir esta discusión, el ala conservadora del Vaticano mostró una marcada resistencia al asunto. Sin embargo, en el texto final del Sínodo se reconoce que la dignidad de las personas homosexuales debe ser respetada en el seno de sus familias.

A contrapelo de la rigidez conservadora y el ocultamiento que la homosexualidad tiene en el seno de la Iglesia Católica, Francisco ha mostrado audacia al negarse a juzgar a las personas homosexuales. La necesidad de una Ley de convivencia civil, sin hacer mención al matrimonio igualitario, también es, en parte, un paso de avance que pudiera representar un alivio ante la flagrante violación global de los derechos humanos de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos. La gran influencia de la Iglesia Católica a nivel mundial pudiera también favorecer un cambio favorable en los 68 países que penalizan las relaciones consensuadas entre personas del mismo género.
Sin embargo, cuando el papa se refiere a una Ley de convivencia civil, propone un desplazamiento que deja intacta la institución del sacrosanto matrimonio. Cuando el actual pontífice fue cardenal y arzobispo de Buenos Aires, optó por proponer la unión civil para homosexuales ante el embate imparable de los grupos LGBTIQ y sus aliados políticos a favor del matrimonio igualitario en Argentina. Su posición actual no colisiona con lo planteado en las conclusiones del Sínodo de los Obispos sobre la familia con relación al matrimonio: “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”.

¿Por qué la reciente declaración del papa aviva las preocupaciones sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Cuba?

La Constitución de la República de Cuba establece el reconocimiento del matrimonio y otras uniones sin especificar género o números de cónyuges, despoja al matrimonio de sus fines reproductivos, junto a los artículos que prohíben la discriminación por orientación sexual o identidad de género.

En la Ley civil cubana se amparan tanto la figura jurídica del matrimonio como las uniones de hecho para las personas heterosexuales con similares derechos y obligaciones. Dicho privilegio heterosexista no tiene significado religioso desde el punto de vista jurídico en nuestro país, como no tiene ningún valor legal el matrimonio formalizado bajo los sacramentos de las Iglesias.

Las declaraciones del sumo pontífice, que sugieren el reconocimiento de uniones civiles entre personas del mismo sexo como otra institución diferente al matrimonio, también han sido esbozadas por algunos decisores políticos durante los decenios que anteceden al Anteproyecto de Código de las Familias en Cuba. En la actualidad algunos líderes evangélicos se han expresado en esta misma vertiente para evitar el choque con sus fundamentos sacros del matrimonio.

Dichos postulados presuponen una política francamente discriminatoria si las personas del mismo género no pueden acceder al disfrute de los derechos que ofrecen tanto el matrimonio como la unión civil. Ello incluye el derecho a la adopción, asunto que genera intensas resistencias en los ámbitos religiosos y seculares por el imaginario homofóbico que pervive en Cuba, tanto a nivel social como estructural.

El escenario actual tiene el antecedente de que el debate constitucional estuvo permeado por posiciones neoconservadoras cristianas que se opusieron y presionaron al Estado/Partido. Las denominaciones religiosas evangélicas fueron las más incisivas, con gran movilización de recursos humanos y materiales en sus acciones pastorales contra el artículo 68 del anteproyecto de Constitución, que abría la posibilidad del matrimonio igualitario. El contradiscurso de dichas denominaciones se basó fundamentalmente en una narrativa legitimadora del “diseño original de la familia”. El asunto se tornó más complejo cuando se propuso por la Comisión Constituyente someter a referendo el futuro Código de las Familias. Numerosos activistas e intelectuales expresamos nuestra oposición a que se plebisciten derechos humanos.

Las actuales declaraciones del máximo líder de la Iglesia Católica son preocupantes ante la posibilidad de que se reconozca una figura jurídica paralela al matrimonio, con el consiguiente menoscabo de los derechos de parentesco de las personas con sexualidades y géneros no heteronormativos. Aunque se desconoce el contenido del Anteproyecto del Código de las Familias, se disparan las alarmas de que el Estado/Partido conceda una gratificación a las Iglesias cristianas, sobre todo, a la católica, con quien mantiene excelentes relaciones bilaterales.

Adicionalmente, el Estado/Partido enfrenta serios dilemas políticos entre el respeto a la libertad religiosa y de los fundamentos de su laicidad. La creación de la Alianza de Iglesias Evangélicas de Cuba y el uso de algunos grupos evangélicos en acciones de subversión del orden constitucional y de Gobierno cubanos constituyen una amenaza nada despreciable para la adopción de políticas garantes de derechos de las personas LGBTIQ.

Más allá del entusiasmo generado por las declaraciones del sumo pontífice, debemos prestar atención a que no se percibe necesariamente un cambio doctrinal en el seno de la Iglesia Católica y que los grupos neoconsevadores, dentro y fuera de las iglesias, tendrán una alineada posición antiderechos LGBTIQ.

El éxito relativo de las denominaciones cristianas en implantar un discurso que avala la existencia de una supuesta ideología de género, basada en estereotipos patriarcales y discriminatorios, el pobre alcance de las políticas de educación en la sexualidad, la debilidad en la construcción de alianzas entre actores de la sociedad civil que aboga por el respeto de estos derechos, son desafíos importantes.

El reconocimiento de los derechos de las personas trans, de las políticas específicas sobre los derechos reproductivos de las mujeres lesbianas y bisexuales, el derecho a la adopción y la configuración de familias homoparentales y homomaternales serán objeto de una agresiva oposición de dichos grupos religiosos. El asunto de cómo se reconocen —o se deshacen— los parentescos no heterosexuales tiene un valor real y simbólico que impacta en el resto de los derechos, pues son interdependientes e inalienables.

Si el Estado/Partido adopta la estrategia de no respetar todos los derechos para todas las personas incurriría en una violación de los artículos constitucionales de igualdad y no discriminación, del respeto a la dignidad humana y de la separación entre Iglesias y Estado. Esperemos que prime la congruencia entre la voluntad y la política real. El matrimonio es para el Estado Cubano una institución civil, y será igualitario o no será.

2/08/2009

Derechos Homosexuales en Cuba: por el respeto a la dignidad humana

Alberto Roque Guerra
27 de mayo del 2008

El complejo proceso de formación del imaginario homófobo tiene marcados antecedentes religiosos que surgieron en gran parte de los países occidentales por la influencia del credo judeocristiano. De esa manera, con el paso de los siglos, se empoderó férreamente el pensamiento patriarcal, machista y heterosexual en las relaciones entre los seres humanos y se perpetuaron la discriminación y la marginalización de las mujeres y de toda aquella persona que se apartara de esas rígidas normas impuestas por la Iglesia. La Inquisición persiguió y eliminó a todo ser humano que desafiara estas relaciones de poder. Con el debilitamiento de la Iglesia y el aumento del papel gobernante del Estado en las formaciones sociales occidentales, el delito de pederastia se incluyó en los códigos penales de los países europeos y de sus colonias de ultramar.

El término homosexualidad surge en el siglo XIX con los aportes de la Medicina. El sexólogo inglés Havelock Ellis denominó entonces a estas personas como invertidas, designación que se popularizó posteriormente. Sin duda alguna, la Medicina profundizó el estigma contra las personas homosexuales.

A finales del siglo XIX y principios del XX, el sexólogo judío alemán, Magnus Hirschfeld, realizó importantes aportes a la comprensión de la sexualidad humana en sus expresiones más diversas y fue un valiente luchador por los derechos de las personas homosexuales y transgéneros. Lamentablemente, gran parte de su obra se perdió por la persecución nazi durante las primeras décadas del siglo XX.

En los años 60 y 70 del pasado siglo, surge el llamado movimiento de liberación homosexual en los Estados Unidos. En 1973 la Sociedad Americana de Psiquiatría concluía que “La homosexualidad, de por sí, no implica ningún impedimento en el juicio, la estabilidad, la confiabilidad ni las capacidades sociales y vocacionales en general…”. Sin embargo, no fue hasta el 17 de Mayo de 1990, que la Organización Mundial de la Salud eliminó del Manual de Enfermedades Mentales a la Homosexualidad.

Consecuentemente, la homofobia transitó por enfoques religiosos, jurídicos y científicos. Estas influencias fueron determinantes en la formación de la nación cubana y se complementaron con los aportes de los cultos africanos. El triunfo de la Revolución Cubana representó un avance en eliminar la discriminación racial y de género, sin embargo, no fue así con el reconocimiento de las personas homosexuales. De hecho, se cometieron injusticias y arbitrariedades avaladas por criterios médicos, políticos y jurídicos. La ostentación pública de la homosexualidad siguió siendo penada por la Ley hasta la década de 1980.

Los últimos 18 años han sido favorables en la evolución del imaginario social en este sentido, sin embargo, la sociedad cubana actual continúa permeada de ideas y concepciones machistas y patriarcales, a pesar de los esfuerzos realizados por la Revolución por eliminar esta herencia cultural de casi 500 años. La familia, como núcleo fundamental de la sociedad, es el marco fundacional de estas relaciones de poder. Las personas homosexuales nacen y crecen, en la mayoría abrumadora de los casos, en el seno de una familia heteroparental, es decir, son hijos de padres heterosexuales y crecen, por lo tanto, bajo códigos heterosexistas y machistas.

La orientación erótica hacia personas del mismo sexo –homosexualidad- o hacia ambos sexos- bisexualidad- se forma natural en inconscientemente a lo largo de la niñez y se consolida al final de la adolescencia. La dura tarea de ser “macho”, de la cual tampoco escapan los varones heterosexuales, conlleva a una alta carga de responsabilidad para los padres. La simple insinuación o muestra de que la homosexualidad o la bisexualidad será una de las maneras de expresar la sexualidad se convierte en una tragedia para toda la familia. Nadie escapa a ese sufrimiento.

La invisibilidad de las lesbianas, discriminadas doblemente por el hecho de ser mujeres y homosexuales, así como el rechazo abierto a las personas transgéneros –travestis y transexuales- son una realidad en la Cuba de hoy.

La marcada resistencia a comprender esta realidad deriva en la exclusión, la marginación y hasta el maltrato físico de los niños y adolescentes que comienzan a tener inclinaciones homosexuales. Ellos crecen con una marcada culpa ante la ingenuidad para entender el motivo de estas acciones. La familia se fracciona y ha provocado hasta la ocurrencia de suicidio de algunos de sus miembros.

Bajo estas mismas condiciones se esgrimen hoy día todas las razones para impedir que las parejas homosexuales formen una familia -en este caso homoparental-. Pero, ¿cual es el referente de la familia homoparental? Los estudios realizados en otras sociedades de occidente demuestran que las niñas y los niños que crecen bajo la tutela de padres del mismo sexo no presentan una mayor incidencia de trastornos psicológicos ni de problemas con el aprendizaje en comparación con las hijas e hijos de personas heterosexuales. El ejercicio de la maternidad y de la paternidad, además de ser un derecho, no guarda relación alguna con la orientación sexual ni con la identidad de género. La familia homoparental no representa una amenaza a la fecundidad ni a la reproducción humanas. Las personas homosexuales, bisexuales y transgéneros – de ambos sexos- desean ejercer una maternidad y una paternidad responsables y son capaces de transmitir valores morales.

El reconocimiento legal de las parejas homosexuales en nuestro país es también un asunto pendiente. Mientras perdure esta situación, seguirá siendo discriminatoria. Muchas personas de nuestra generación han adoptado el concubinato como forma de unión entre personas de diferentes sexos que es reconocida ante la ley con las mismas prerrogativas que el sacrosanto matrimonio. Las parejas de hecho son, al menos en Cuba, la forma más viable por el momento, de lograr el reconocimiento legal de estas uniones. Esto no representa tampoco una amenaza a la institución del matrimonio. La familia es el objetivo fundamental a sensibilizar sobre los temas de la diversidad sexual. Las instituciones y los actores de la sociedad civil tendremos que continuar desarrollando un intenso trabajo educativo que permita revertir los prejuicios relacionados con la sexualidad.

La educación en asumir una sexualidad sana y responsable debe formar parte de los programas educativos en todos los niveles de enseñanza mediante la implementación del Programa Nacional de Educación Sexual.

Los medios de difusión desempeñan un papel fundamental en la lucha contra la homofobia. La realidad de las personas homosexuales en Cuba aun tiene un pálido reflejo en los medios. El acercamiento a la espiritualidad de las personas homosexuales y transgéneros se realiza desde una perspectiva eminentemente heteroxesista, en la que se silencia a la persona homosexual y se profundizan los estereotipos que se tienen sobre ellos. No se debe pretender saturar respecto a este tema, ni de dar la idea de proselitismo sexual o de “homosexualizar” a la población. Los medios de comunicación deben trazarse estrategias inteligentes y dinámicas que eduquen y sensibilicen a la gente. No se trata de provocar un enfrentamiento entre homosexuales y heterosexuales, sino de promover el diálogo y la comprensión de todas las realidades de la diversidad humana. También deben eliminarse de una vez y por todas a los personajes humorísticos que se burlan del “diferente”. Esto nos llevaría a transmitir mensajes mucho más cercanos al respeto a la dignidad humana.

Resulta llamativo el contenido de un artículo que leí hace unos días, en el marco de la conmemoración de la Jornada Cubana contra la Homofobia, donde el autor -cubano él- evoca en un discurso invertebrado a Dios, la ONU. y a Martí para exponer su posición respecto a estos temas. Evocar a Dios, se explica por sí sólo en el marco de este escrito. Evocar al apóstol me pareció un golpe bajo, sobre todo por descontextualizar el pensamiento de Martí sobre las relaciones amorosas de la época en que le tocó vivir. Citar al Maestro es contradecir su profundo pensamiento emancipador, de igualdad y de apelación a la dignidad humana.

En cuanto al tema de los Derechos Humanos Universales reconocidos por la ONU, es evidente que el autor desconoce todo el movimiento que crece en el mundo por la defensa de los derechos de las personas homosexuales y transgéneros. La Asociación Mundial de Salud Sexual (WAS, por sus siglas en inglés), reconocen la existencia de los Derechos Sexuales y Reproductivos (1). Los especialistas del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES) son miembros de la WAS y participaron en la elaboración de esa Declaración. Los gobiernos miembros de las Naciones Unidas aun tienen que sensibilizarse en trazar políticas que reconozcan plenamente estos derechos. En el marco jurídico se redactaron en 2006 los Principios de Yogyakarta (2), en plena concordancia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Prestigiosas instituciones científicas del mundo y las organizaciones no gubernamentales trabajan arduamente en buscar un espacio en el marco de las Naciones Unidas que permitan el reconocimiento de los derechos sexuales como derechos humanos universales.

Las cubanas y los cubanos, independientemente de nuestra orientación sexual, tenemos la responsabilidad ética y moral de eliminar cualquier forma de discriminación. Voltear la cara ante estos hechos desde la mayoría –no por ello dominante- es un acto de injusticia.

Notas: